01/10/2021

El traspaso de prisiones debería contribuir a la normalización de la política penitenciaria

Desde hoy 1º de octubre la gestión de las cárceles de Basauri, Zaballa y Martutene ha sido transferida al Gobierno Vasco.

El Foro Social Permanente reitera su valoración positiva de este tan necesario paso. Un paso que debería facilitar la aplicación de una política penitenciaria normalizada a las personas condenadas por delitos de motivación política y el fin de las medidas excepcionales aún vigentes, así como una importante aportación a la normalización y a la construcción de la convivencia democrática.

Tras culminar con relativo éxito la primera fase del cambio en la política penitenciaria (fin del aislamiento, del alejamiento extremo y del primer grado), estamos ya de lleno inmersos en la segunda fase.

Junto a los avances en curso (acercamientos desde las cárceles periféricas a las vascas; los 9 últimos este pasado miércoles) y a las nuevas dificultades que ya han aparecido (ver informe de Behatokia presentado el 13 de julio de 2021), en los próximos meses tocará definir los contenidos del itinerario de reintegración, que desde el Foro Social Permanente hemos denominado «Vía vasca de todos y todas y para todos y todas».

«Vía vasca de todos y todas», porque debe ser acordada entre todos los agentes que trabajan en esta cuestión y, de manera especial, con las propias personas presas.

Y una «Vía vasca para todos y todas» porque este itinerario debe estar pensado para que lo puedan recorrer todas las personas presas.

En las varias reuniones mantenidas por el Foro Social Permanente con representantes del EPPK en las cárceles de Granada y Logroño (la última el pasado 29/05/2021) hemos constatado la voluntad de las personas presas que conforman este colectivo de realizar el recorrido dentro de la legislación penitenciaria.

Al mismo tiempo, coincidimos con el Gobierno Vasco en poner la política de reintegración de los reclusos como centro de toda política penitenciaria.

Desde el Foro Social Permanente entendemos que un proceso de reintegración, para ser exitoso, debe entenderse como un proceso desde dentro, desde la celda, hasta la calle. Y, para ello, tener dos etapas bien definidas:

  • La primera y más urgente, sería definir el itinerario que debe seguir el recluso dentro de la cárcel, permitiendo su evolución de segundo a tercer grado con garantías.

  • La segunda, un acompañamiento institucional y social en la etapa de permisos penitenciarios (tanto en segundo como, principalmente, en tercer grado) y en la de su reintegración plena en la sociedad.

Para que este proceso tenga garantías de éxito, debería tener tres ingredientes claros:

  • Primero: Una voluntad decidida del Gobierno Español de dar por superados los aspectos aún en aplicación de las políticas de excepcionalidad penitenciaria, principalmente el acercamiento de la totalidad de las personas presas desde las cárceles periféricas a las cárceles vascas y de Navarra y una política decidida en la progresión de grados.

  • Segundo: Una implicación decidida de las personas presas condenadas por delitos de motivación política de apostar por un itinerario de reintegración, profundizando en los caminos de rechazo individualizado al uso de la violencia, en su compromiso inequívoco con las vías pacíficas y democráticas, y el reconocimiento expreso del daño en su caso causado, como voluntad clara de reparación de este.

  • Y tercero: Una voluntad decidida de los gobiernos vasco y navarro – este último en el marco de sus competencias-, así como de las propias organizaciones de la sociedad civil, que puedan aportar en la reintegración de estas personas. Un proceso de reintegración que debe incluir una primera fase, la urgente y breve, en la que se proceda a satisfacer las necesidades económicas y sanitarias básicas, obteniendo una estabilización a corto plazo. Además, en una segunda etapa, se trataría de proporcionar medios de vida sostenibles, así como asistencia sanitaria, social, económica, educativa y ocupacional adecuadas.

Solo una «Vía vasca de todos y todas y para todos y todas» de estas características garantizará que podamos desatar definitivamente este nudo pendiente y tan necesario en el camino de la construcción de la convivencia democrática.

La primera fase del cambio en política penitenciaria ha sido posible también gracias a los consensos generados entre los actores institucionales, políticos y sindicales.

Y también queremos poner en valor el consenso demostrado entre la mayoría de partidos políticos en todo el proceso de la transferencia, demostrando una gran altura de miras, cómo se demostró ayer en el Parlamento Vasco en relación a la creación de la Agencia Aukerak.

En los próximos meses, nos esforzaremos en generar las condiciones que permitan que esos consensos se puedan materializar también en esta segunda fase.