15/12/2022

El Foro Social presenta 10 recomendaciones para transitar de los relatos de guerra a las memorias para la paz

Aitzpea Leizaola, Fernando Armendariz, Eneko Calle, Nekane Altzelai y Agus Hernan han presentado hoy en el Palacio Miramar de Donostia diez recomendaciones para la construcción de una memoria crítica inclusiva

Gomendioak EUSK

Recomendaciones CAST

Recommandations FRAN

 

Intervención de Nekane Altzelai (euskara) y Agus Hernan (castellano)

Con estas diez recomendaciones cerramos un ciclo abierto en 2016 con una serie de recomendaciones temáticas en los temas más relevantes que nos ocupan: desarme, personas presas y derechos de las víctimas. La gran mayoría de estas recomendaciones se han venido implementando de manera muy satisfactoria.

Es evidente que iniciamos, de hecho, hemos iniciado ya, una nueva etapa en el proceso de construcción de paz y de resolución de las consecuencias del ciclo de violencias.

Una vez superada la fase más beligerante, y mientras se siguen dando pasos en poner en vías de resolución las consecuencias de esos largos años de sufrimiento, las bases para la construcción de un marco de convivencia democrática cobran especial relevancia. Toca ahora definir los objetivos e instrumentos de esta nueva etapa.

Y es en este contexto en el que presentamos estas recomendaciones.

De cara al décimo aniversario de la Declaración de Aiete, nos marcamos el objetivo de empezar a hacer transitar el eje de la memoria crítica inclusiva desde el estadio de la confrontación, donde lo tenía secuestrado la batalla del relato, hacia una lógica de construcción. Para ello, nos dotamos del instrumento “Ustekabean Topo-Diálogos Improbables”.

Hoy podemos decir con satisfacción que, gracias a diferentes aportaciones, ese objetivo empieza a lograrse. En estos meses se han construido consensos en cinco aspectos:

El impulso del relato único está agotado. De puertas para adentro, todos los agentes reconocen que la memoria deberá ser poliédrica y, de puertas para afuera, se empiezan ya a ver las señales. Quizás la mas relevante, el documento “Begiradak”, en el que personas tan diversas coinciden en que no nos vamos a poner de acuerdo en el porqué ocurrió.

La memoria debe ser inclusiva. Las exclusiones son la semilla de futuros conflictos.

Es difícil analizar el pasado con la mirada del presente y, para ello, es necesario analizar el contexto en el que se produjeron los hechos.

Todos los relatos deben poder expresarse, pero la línea roja es que la mirada sea crítica con lo ocurrido y con la responsabilidad de cada cual. No son aceptables los relatos auto justificativos, tal y como estamos viendo recientemente en las reacciones cada vez más mayoritarias ante declaraciones inaceptables de este tipo.

No es lo mismo el relato que la memoria o que la historia. Lograr diferenciar estos conceptos nos ayudará a dar más pasos decisivos.

Si debiéramos resumir en una frase dónde estamos ahora en esta cuestión, esta sería: existe consenso en el horror de lo ocurrido, hay disenso en el porqué ocurrió y hay acuerdo en un futuro de convivencia democrática sin violencia.

Toca entonces hacerse ahora la siguiente pregunta: ¿es este un campamento base suficiente para que podamos afrontar el futuro? Nuestra respuesta es: rotundamente sí, siendo conscientes de que esta cuestión nunca dejará a ninguna parte totalmente satisfecha. Se trata de un ejercicio de madurez como sociedad.

Y entendemos que corresponde hacerlo a nuestra generación y no dejar esta cuestión sin resolver a las generaciones venideras.

Sin embargo, existe un riesgo claro en esta fase: el de la desmemoria. Este riesgo está siendo alimentado con la manera en la que se está tratando públicamente esta cuestión. La crispación en torno a la batalla del relato genera hartazgo en la sociedad.

Ni podemos pasar página demasiado rápido, ni podemos quedarnos en los parámetros que la batalla del relato quiere imponer. Estos no son otros que los comprendidos en un marco de partes vencedoras y vencidas que, como hemos comprobado, son un obstáculo para la convivencia democrática y la reconciliación.

Somos una sociedad en transición y aunque no nos vamos a poner de acuerdo en el porqué ocurrió, si debemos sentar las bases del futuro común al que queremos ir.

Para finalizar, entendemos que corresponde a quienes tienen responsabilidades institucionales y a los partidos políticos generar una atmósfera social que, por una parte, permita desarmar la palabra y, por otra, favorezca la implementación de estas recomendaciones y situar este eje de trabajo en el estadio necesario para afrontar la construcción de memorias para la paz, dejando definitivamente atrás los relatos de guerra.