Cuando estamos a las puertas de un nuevo ciclo electoral recordamos las palabras de Brian Currin: «los periodos de elecciones no son buenos para trabajar por la paz».
Este comienzo de año nos sitúa de lleno ante un nuevo y largo ciclo electoral, cuya primera etapa es el 28 de mayo y que finalizará en verano 2024 con las elecciones europeas y al Parlamento Vasco.
En este momento queremos recordar las palabras del abogado sudafricano Brian Currin en el quinto aniversario de la Conferencia Internacional de Aiete, el día en que el Foro Social Permanente se presentó en sociedad.
Entonces afirmó en su intervención: «Una cosa que me sorprendió en su país es que siempre hay elecciones y lo que me dice la experiencia, aquí y en otros lugares, es que los periodos de elecciones no son buenos para trabajar por la paz. Se inicia ahora un periodo sin elecciones. Aprovéchenlo».
En el Foro Social Permanente tomamos buena nota de aquella reflexión basada en su dilatada experiencia y creemos, humildemente, que se han sabido aprovechar muy bien los periodos sin elecciones, tanto en la Comunidad Foral de Navarra como en la Comunidad Autónoma Vasca, para dar pasos decididos en la resolución de las consecuencias del ciclo de violencias.
Precisamente aquel 22 de octubre 2016 emplazamos de manera solemne a los partidos políticos, en presencia de sus máximos representantes en un lugar tan simbólico como Aiete, a «actuar con responsabilidad política, buscando más lo que les une que lo que les separa» y, para ello, «dialogar».
Lo hicimos en un tono solemne dado que, recordemos, salíamos de un periodo (2012-2016) completamente frustrante, en la que las desconfianzas y los «bloqueos múltiples» habían paralizado cualquier paso decidido en estas cuestiones.
Hoy en día la situación es completamente diferente. Sobre las doce recomendaciones del primer Foro Social de marzo 2013, la mayoría se han cumplido o están maduras para hacerlo.
En este camino se han generado consensos en temas como el derecho de todas las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación y la superación del tratamiento asimétrico que sufren; la aplicación de una política penitenciaria ordinaria a las personas presas superando la excepcionalidad que aún se les sigue aplicando en temas aún determinantes y la construcción de una memoria crítica inclusiva que supere el marco en el que la batalla del relato la tenía secuestrada.
Se trata de un campamento base muy importante para afrontar la nueva fase que estamos ya iniciando en el proceso de construcción de paz y de resolución de las consecuencias del ciclo de violencias.
Vivimos tiempos de fuerte polarización en el debate político y las elecciones no son un buen momento para estas cuestiones.
Una polarización que, en el tema de la resolución, está condicionada en Madrid desde un lobby conformado por actores políticos, mediáticos, judiciales y alguna asociación de víctimas de ETA. Actores muy poderosos que tienen una contra-agenda propia para estas cuestiones y que solo buscan obstaculizar los pasos en la resolución que quedan aún por dar. Un lobby que a veces nos hace despertarnos pensando que no han pasado once años y que ETA todavía existe.
La semana pasada comprobamos en la Comunidad Autónoma Vasca cómo los consensos son frágiles y están tejidos con hilo fino y que las nuevas aristas que el proceso va generando deben ser trabajadas en permanencia.
Los consensos institucionales y políticos, pero también los sindicales, junto a la participación de la sociedad civil en sus diferentes y variadas expresiones, han sido y seguirán siendo el principal dique de contención frente a ese lobby que, desde un relato único de vencedores y vencidos, pretende hacer descarrilar todo lo andado.
Hemos dicho también en numerosas ocasiones que la crispación en torno a la batalla del relato genera hartazgo en la sociedad. Somos conscientes de que el contexto electoral no ayuda a consolidar ese campamento base y poder seguir dando pasos.
Sin embargo, tenemos plena confianza en la madurez de la sociedad que, como demostró el pasado sábado, apuesta decididamente por un escenario de paz, convivencia democrática y respeto a todas las víctimas.
Estamos convencidas, que los micro-acuerdos logrados desde 2016 tanto en los Parlamentos de Navarra y Vitoria-Gasteiz, como en los Ayuntamientos y Juntas Generales, representan un acumulado suficiente que consolide la posibilidad, desde el mismo lunes 29 de mayo (o, en su caso, septiembre 2024), seguir construyendo la convivencia democrática.
Somos una sociedad en transición que, pese a que no nos vamos a poner de acuerdo en el por qué ocurrió, si debemos ser capaces de acordar un futuro compartido en el que, aprendiendo de todo lo ocurrido, podamos sentar las bases de una convivencia democrática que permita afrontar todas las diferencias con el dialogo como único instrumento.
Queremos hacer hoy un llamamiento solemne al conjunto de los partidos políticos en la Comunidad Autónoma Vasca y en la Comunidad Foral de Navarra, a, por responsabilidad, blindar estos consensos dejándolos fuera de la batalla electoral y que los legítimos y necesarios debates en estas cuestiones se den sobre bases constructivas e inclusivas, que permitan seguir dando los pasos que la sociedad demanda.