18/02/2023

«Estamos orgullosos y orgullosas de haber avanzado tanto en Navarra»

Tras anunciar el pasado 21 de enero, en un acto con la sociedad civil en Durango, que el Foro Social Permanente ha decidido dar por finalizada su etapa de trabajo, el grupo de Navarra ha hecho lo propio hoy con la sociedad civil navarra.

La reunión ha tenido dos partes, una privada en la que el Foro Social Permanente en Navarra ha compartido con actores de la sociedad civil el balance de los avances producidos en Navarra en los últimos siete años y de los retos que quedan aún por acometer en la construcción de la convivencia democrática en la Comunidad Foral.

A continuación, se ha celebrado un acto público en el que Txemi Perez y Xanti Begiristain han leído el comunicadoque transcribimos a continuación, en castellano y euskara respectivamente.

Previamente, queremos agradecer a todas aquellas entidades y personas que han querido compartir con nosotros y nosotras el encuentro que hemos realizado esta mañana, y a los medios de comunicación presentes y a quienes seguís este acto por streaming.

En dicho encuentro hemos querido compartir con actores de la sociedad civil la decisión del Foro Social Permanente de dar por terminado su ciclo de trabajo y, más específicamente, hemos realizado un balance compartido de los avances producidos en Navarra en los últimos siete años y de los retos que quedan aún por acometer en la construcción de la convivencia democrática en nuestra Comunidad Foral.

Como dinámica social es nuestra responsabilidad devolver a la sociedad civil el balance del trabajo realizado y será ésta quien deba seguir impulsando la resolución de los nudos aún existentes, porque la paz y la convivencia democrática nos interpelan a todas.

Es difícil resumir este balance; lo hacemos en dos ideas:

La primera: Ha sido un camino compartido. En solitario, quienes estamos hoy aquí compareciendo ante vosotras, no hubiéramos logrado avanzar tanto.

La segunda: Terminamos en una situación infinitamente mejor que la que nos encontramos cuando nacimos en junio de 2016. Y estamos orgullosas y orgullosos de haber contribuido a consolidar un contexto que permitirá afrontar la nueva fase que se abre en mejores condiciones. Y queremos afirmar también que ese orgullo corresponde a la inmensa mayoría de la sociedad navarra, que se sitúa en eso que llamamos el carril central, que no es otra cosa que la apuesta por sentar las bases de la reconciliación en una sociedad tan plural como la navarra.

Cuando nos presentamos en Pamplona en otoño de 2016, lo hicimos definiendo aquella legislatura como la que «reunía las mejores condiciones para dar pasos hacia la convivencia democrática». La legislatura que ahora termina multiplicó esas opciones.

Nuestra primera iniciativa fue un encuentro en el Hemiciclo del Parlamento el 4 de noviembre de 2016, que reunió a víctimas de diferentes expresiones de violencia. Fue la primera vez que víctimas diferentes se encontraban de manera pública.

No fue casualidad. Aquel encuentro marcó ya la idea central del Foro Social Permanente en Navarra: reunir a diferentes y generar espacios de escucha y de empatía.

Esta es, quizás, la aportación de la que nos sentimos más satisfechas y satisfechos: haber sido capaces de construir un modelo de trabajo innovador, constructivo, que huye de los debates crispados; siempre con propuestas sensatas, un paso por delante; que cala como el sirimiri sin necesidad de grandes titulares. Con diálogo, mucho diálogo.

Desde entonces, se han realizado en Navarra comparecencias anuales en el Parlamento, infinidad de reuniones discretas, informes, etc. y un total de 22 encuentros sobre diferentes temáticas. De ellos, cinco encuentros fueron en el Hemiciclo del Parlamento, unos encuentros entre víctimas muy intensos, que no dejaban indiferente a nadie.

La última iniciativa, y de enorme valor, la comparecencia el 28 de noviembre de las 9 personas de tradiciones políticas y vitales muy diferentes que, durante 13 meses, participaron en un proceso de diálogo discreto llamado «Diálogo de memorias».

Hoy podemos afirmar que estas dos últimas legislaturas sí han permitido dar enormes pasos, avances inimaginables hace siete años, hacia la convivencia democrática. Hasta llegar a la fotografía que vimos el pasado 10 de febrero en el Parlamento: la totalidad de las fuerzas políticas de Navarra y la inmensa mayoría de los sindicatos ratificando la necesidad y la profesionalidad del informe sobre torturas presentado por el Instituto Vasco de Criminología, que certifica 1.068 casos de tortura en Navarra.

Si nos atenemos a las doce recomendaciones del primer Foro Social en 2013 en Pamplona y Bilbao, organizado por Lokarri y Bake Bidea, y a la misión de la que se dota el Foro Social Permanente en su nacimiento en 2016, parece objetivo afirmar que once de ellas están ya cumplidas o están maduras para ser cumplidas.

El desarme civil y la disolución de ETA se culminaron en 2017 y 2018, dentro de los parámetros internacionales de DDR (Desarme, Desmovilización y Reintegración) definidos por la ONU. En 2021 se consiguió encarrilar la cuestión de los ongietorris y en 2022 empezó a concretarse el consenso en torno al derecho de todas las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación. En lo que se refiere a las personas presas, hoy todas las navarras han sido ya acercadas. Eso supone que, una vez que las últimas siete personas presas aún en cárceles aledañas estén cumpliendo sus condenas en las cárceles de Pamplona, Zaballa, Basauri y Martutene, el marco de resolución para esta cuestión estará definido.

En Navarra se han construido progresivamente consensos en tres grandes temas:

  • El derecho de todas las victimas a la verdad, la justicia y la reparación y la superación de la discriminación que padecen aún las víctimas del Estado.

  • La aplicación de la una política penitenciaria ordinaria y la superación de la excepcionalidad que aún se sigue aplicando a esta tipología de personas presas;

  • La construcción de una convivencia democrática en una comunidad tan compleja y diversa como la nuestra.

Estos consensos se han ido tejiendo con hilo fino a través de numerosos acuerdos institucionales en temas como:

  • El apoyo a todas las víctimas de diferentes vulneraciones de Derechos Humanos.

  • La Ley Foral 16/2019, cuya comisión de valoración ya ha recibido sus primeras solicitudes y ya ha empezado a trabajar. En esta fase, deberá ofrecer a las víctimas del Estado la misma reparación de la que gozan las víctimas de ETA.

  • Los dos primeros informes sobre la tortura (2019 y 2022) que deberán ser seguidos de nuevos informes que permitan ayudar a superar la “revictimización del silencio” que han sufrido estas víctimas.

  • Los acuerdos parlamentarios y municipales en materia de política penitenciaria que, con el apoyo de la totalidad de los sindicatos, han demandado el fin de la política de alejamiento y dispersión y el acercamiento a la cárcel de Pamplona o expresado su preocupación por la situación de personas presas enfermas.

  • El extenso consenso frente a las condenas a los jóvenes de Altsasu.

  • El acuerdo en torno a la Ley de Secretos Oficiales.

  • El “I. Plan Estratégico de Convivencia” del Gobierno de Navarra.

  • El informe oficial del Ayuntamiento de Pamplona sobre los Sanfermines de 1978 y el reconocimiento de este mismo Ayuntamiento a Sara Fernández, muerta en la carretera como consecuencia de la política de dispersión.

¿Alguien podía imaginar un escenario de avances como este hace siete años?

A nivel metodológico, quizás la mayor aportación del Foro Social Permanente consista en haber sido capaces de impulsar un proceso de resolución articulado en tres carriles: Iparralde, Navarra y la Comunidad Autónoma Vasca. Un proceso que se ha ido adaptando a cada territorio, con ritmos e instrumentos propios adecuados a cada realidad, pero siempre con un objetivo común.

Este modelo ha permitido diseñar una hoja de ruta, una agenda propia en Navarra sin injerencias y, para llevarla adelante, generar una estrategia amable, basada siempre en el principio de realidad: propuestas que pudieran ser realizables, soluciones alcanzables, que generaran consensos y que siempre conectasen con la opinión de la mayoría de la opinión pública en Navarra.

No ha sido un camino fácil. En el Foro Social Permanente somos testigos de las dificultades y crisis que este proceso de construcción de consensos ha tenido. Han existido y existen sectores que, anclados en lógicas del pasado y que no quieren aceptar los pasos que se están dando, han intentado e intentan obstaculizar este proceso. Pero esas dificultades se han superado por la voluntad de las y los actores institucionales, políticos y sindicales con responsabilidad en estas cuestiones. Priorizando lo que une a lo que separa. A todas estas personas, nuestro reconocimiento.

Sin embargo, una vez llegados al final, es preciso subrayar que el proceso de construcción de paz está aún inconcluso. Queda camino por recorrer.

Como decimos, una etapa se está cerrando y se va abriendo una nueva que ya tiene nuevos retos. Para esta, será necesaria la adecuación de los objetivos y que la sociedad navarra se dote de los instrumentos adecuados para llevarlos adelante.