16 de mayo Día Internacional de la Convivencia: hacia un nuevo paradigma

Soñemos con un nuevo paradigma integral, digno de una mayor confianza, capaz de mejorar la CONVIVENCIA y que responda a una humanidad que avanza y evoluciona… Necesitamos un crecimiento colectivo en humanidad, un futuro más justo con las generaciones que vienen… ¡Pongamos manos a la obra!

No cabe duda de que las muestras de crispación y tensión mundial son muy evidentes a casi todos los niveles, y no en pocos ámbitos llega hasta las escaladas de violencia pura y dura. Estamos en un momento –pero cuándo no ha sido así- convulsionado, competitivo, en enfrentamientos de alto voltaje… No hay más que escuchar las noticias, hay muchos “puntos rojos” en el Planeta…

Este desajuste aparece en todos los ámbitos de la vida y la globalización alarga su amplitud e intensifica sus consecuencias… Lo sabemos, la convivencia a todos los niveles es  complicada, con facilidad salta por los aires y esto ocurre en todos los espacios porque las “conexiones humanas” son frágiles, y las amenazas, múltiples. Y para colmo llevamos más de un año sufriendo a nivel mundial el dichoso COVID que también viene a dificultarnos la CONVIVENCIA y, aunque también haya ayudado con aportes muy positivos de cuidado y solidaridad, a veces incluso de forma heroica, sin embargo también está incidiendo despiadadamente en  sectores muy fundamentales de nuestra convivencia.

La CONVIVENCIA social es la base de todas las relaciones humanas, somos seres sociales, interrelacionados, y no cabe duda de que la Humanidad entera avanza cuando mejoran las relaciones, en definitiva, cuando prospera la sociabilidad humana…, y por el contrario todo empeora cuando todo esto falla.

La violencia no es exclusivamente física, aunque ésta sea la más evidente; también percibimos constantemente la violencia verbal muchas veces mordaz y despiadada, tan frecuente entre los políticos…, pero que también está muy presente en la vida ordinaria, además, la violencia psicológica muchas veces sutil, pero siempre tan incisiva… y otras formas más o menos veladas pero tan penetrantes como destructivas.

Fue una buena idea de las Naciones Unidas la de instaurar un día de la Convivencia Internacional, aunque seguramente no son muchas las personas que conozcan este hecho y fecha, y lo hizo “reconociendo la necesidad de eliminar todas las formas de discriminación e intolerancia” poniendo en evidencia la necesidad de cuidarla; fue  decretado en su resolución 72/130. Además de este día especial dedicado a la convivencia, la ONU instauró otros con semejantes objetivos, como el día de la Paz, el de la Tolerancia, el día dedicado al respeto de los Derechos Humanos; el destinado al acercamiento entre culturas es otro muy significativo, los días dedicados a la atención a la Naturaleza y nuestra relación con ella: el día del agua y el de la Tierra,…,la jornada contra la discriminación racial, la dedicada a la diversidad cultural, también otras como las destinadas al diálogo yal desarrollo sostenible etc…; en fin todo lo que son “pilares” que impulsan y sostienen nuestra convivencia y la coexistencia pacífica no sólo entre los seres humanos, sino también velando por nuestras relaciones con la Naturaleza tan necesitadas de mejora.... Pero aún estos “días” señalados internacionalmente no suelen pasar de tener un cierto valor, pero desgraciadamente lo normal es que éste sea meramente simbólico, es decir, que no aterriza en  la vida práctica con sus consecuencias y compromisos concretos…

Todos estos señalados son valores básicos pero ¿cómo ayudar a ponerlos en práctica? ¿Cómo lograr que incidan realmente en una auténtica mejora de la CONVIVENCIA? ¿Se puede pensar en una real CONVIVENCIA si no están orientados y empujados por la justicia y la paz universales?...

No hace mucho leí un artículo muy interesante, la autora (Berna González Harbour) evidenciaba, sorprendida, la petición de perdón que  Angela Merkel dirigió a su País por algunos errores realizados durante la pandemia COVID; estas disculpas las presentaba , “en tiempos de enorme polarización”…, un acto que Berna González elevaba a la categoría de una noticia llamativa; citaba también, por otras cuestiones semejantes, a la ministra escocesa Nicola Sturgeon, a la primera ex ministra inglesa, Theresa May, a Hillary Clinton (USA), etc… Analizaba algunas cosas sobre la clase de líderes que tenemos hoy en día, en donde se premia al más “fuerte”, al que se muestra más “seguro” etc… sin embargo ¿no necesitamos más a los capaces de reconocer los propios errores y limitaciones e incluso ¿no necesitamos muchas veces cambiar las expresiones y el lenguaje?, seguramente así resultarían más auténticos y creíbles, y se preguntaba quizás de más forma optimista ,creo que mirando más sus deseos que la realidad: “¿Puede estar gestándose un cambio de paradigma en la comunicación política?”.

Es desde dónde se hace esta pregunta, desde ese pedir disculpas en un mundo tan competitivo, ya es una pequeña pista. Porque  ¿Qué tipo de paradigma sería necesario hoy? ¿Qué ayudaría más a una coexistencia pacífica y equilibrada en los distintos ámbitos de la vida? Sí, no cabe duda, de que necesitamos ir fraguando un nuevo paradigma que atraviese nuevos comportamientos, despierte sensibilidades más hondas e impulse a exigencias más capaces de mejorar la CONVIVENCIA…

Pedir perdón es un buen ejemplo para promover un cambio, porque es un gesto muy concreto que acerca, da la oportunidad de reconectar las relaciones y de entablar una comunicación mejor; esto lo sabemos muy bien y lo experimentamos en la vida ordinaria con las personas más cercanas, pero también lo experimentamos en cualquier estrato de la CONVIVENCIA. Pero éste es sólo un ejemplo muy concreto, no el único, existen otros muchos, por ejemplo otro sería el reconocimiento y evidenciar una aportación positiva del adversario  que pueda  enriquecer al conjunto, éste sería un gesto de generosidad que prioriza el bien común por encima de las propias mezquindades… Otro buen ejercicio podría ser cuando individual o grupalmente se es capaz de afrontar voluntariamente una crítica positiva o de promover una autocrítica para el bien común, etc… Podemos encontrar otros ejemplos que son gestos muy expresivos que ayudarían en esa nueva sensibilidad integral, paradigmática con la que soñamos.

Las Naciones Unidas –aludo a ella por ser una organización mundial de prestigio que nos engloba a todos- también nos señalaban pistas importantes de renovación en esta gestación paradigmática hoy. Al incluir en esos “días señalados” y en su discurso habitual la Paz, la tolerancia, el respeto a los Derechos Humanos y a la dignidad humana,  el acercamiento entre razas, culturas, … al impulsar el diálogo, la verdad, frente a los bulos y fakenews, las relaciones con la Naturaleza y todas las formas de Humanidad etc… y rechazar las injusticias, los etnocentrismos…, todas las formas denigrantes de desprecio y de opresión, las discriminaciones, violencias…, están tratando de mejorar las relaciones y la CONVIVENCIA en armonía real, es decir, ser colaboradores en la mejora de la Humanidad.

Evidentemente necesitamos no dejarlo todo en palabras huecas, sino llevarlo a la práctica concreta. Cada lugar, cada grupo social, cada persona, tiene una tarea irremplazable; es un quehacer que a todos/as incumbe. Así, cuando Euskadi –nuestro lugar más cercano- reflexiona con autocrítica y sinceridad sobre su historia más o menos  reciente y, aprendiendo del pasado, mira hacia adelante con ánimo y esperanza, sacando consecuencias para una CONVIVENCIA más justa, más equilibrada y abierta a un futuro mejor, está cooperando en esta deseada gestación paradigmática que nos urge. Cuando cada persona y cada grupo humano dan pasos semejantes en la misma dirección también colaboran, desde las raíces, en esta tarea conjunta.

Soñemos con un nuevo paradigma integral, digno de una mayor confianza, capaz de mejorar la CONVIVENCIA y que responda a una humanidad que avanza y evoluciona… Necesitamos un crecimiento colectivo en humanidad, un futuro más justo con las generaciones que vienen… ¡Pongamos manos a la obra!


* María José Arana y Benito del Valle, es natural de Bilbao, nacida en la zona de Indautxu, donde vivió sus años jóvenes hasta que ingresó en la orden de Religiosas del sagrado Corazón. Es Teóloga feminista. Pertenece y colabora profundamente con el grupo EFETA con sede en Sevilla. Reivindica, desde siempre, la igualdad en la Iglesia Católica del papel y las opciones de la mujer dentro de ella. Fue “párroco” de varios pueblos del valle de Arratia, durante la época en que fue Obispo de Bilbao D. Antonio Añoveros. A su vez es, en la actualidad, Directora y Superiora de varias Residencias de su congregación.